FACTORES CONDICIONANTES EN EL RENDIMIENTO DEL FUTBOLISTA

Por Facundo Sánchez

 

Introducción
¿Cuales son los factores que se han ido concretando o no en el jugador y como influyen en el rendimiento?
Durante un proceso de detección de talentos la mayoría de los programas, coinciden en que se deberían considerar factores como la herencia, el biotipo, las capacidades físicas. Desde un prisma psicológico, la inteligencia, la creatividad y el control emocional. Marcos (1999) enumera otros, la mayor parte de los cuales no son susceptibles de ser encuadrados en grupos específicos como: la alimentación, el estado de maduración sicofísico, la experiencia, las relaciones sociales y el medio ambiente.
Si suponemos que el número de partidos de fútbol competitivo durante una temporada está alrededor de 50 a 60 y la cantidad de sesiones de entrenamiento durante 10 u 11 meses entre 220 y 240, podemos proporcionarnos una idea de la cantidad de energía y compromiso sicobiológico que requiere el deportista de elite para soportar un trabajo, evitar lesiones y rendir al mejor nivel durante un año.
Para lograr saber de la real potencialidad de productividad del futbolista hay que relacionarla con las exigencias en los partidos oficiales de carácter competitivo, pues estos serán los indicadores para programar posteriores entrenamientos. A partir de esta referencia los profesionales responsables han de desarrollar las aptitudes específicas, según el puesto y la función técnica-táctica y estratégica a desempeñar por cada jugador, proyectando así el rendimiento individual y colectivo de la temporada. Según Reilly, (2003) las demandas fisiológicas del juego de fútbol están representadas por las intensidades a las cuales se llevan a cabo las distintas actividades durante un partido y continua diciendo que la intensidad del esfuerzo durante el fútbol competitivo puede indicarse por la distancia total cubierta. Esta representa una medición global de la tasa de esfuerzo, la cual puede ser dividida en las acciones discretas de un jugador particular, durante todo el juego. Bangsbo (2002) mantiene esta idea al afirmar: los registros de las actividades y de las mediciones fisiológicas durante los partidos pueden usarse para evaluar las exigencias del fútbol.
El reto y objetivo para mejorar un gran porcentaje de la Producción de rendimiento del futbolista es crear en entrenamientos, situaciones considerablemente parecidas a la realidad de competencia, que permitan no solo mejorar la habilidad técnica sino comprometer al mismo tiempo las capacidades condicionales físicas e involucrar la toma de decisión y ejecución en el ambiente incierto del fútbol, considerando en todo momento la duración, intensidad y volumen de ejecución de las diferentes acciones de juego.
Van Lingen (1999) es claro al respecto, dice que si uno solamente se limita a permitir que los jugadores corran o hagan más gimnasia para fortalecerse, entonces lo único que se conseguirá es reforzar la musculatura para efectuar todos esos movimientos. En su opinión debe mantenerse el ambiente del fútbol por encima de todo.
Por tanto, los factores que debemos analizar y considerar en una planificación de enseñanza o entrenamiento son los que demanda el jugador, según su trabajo técnico- táctico y psicológico a realizar en competición. Sin embargo, otro porcentaje para aumentar el rendimiento se debe, por la influencia directa que tiene, a la dieta deportiva, la situación social y el sistema de vida cívico-deportiva cotidiana del jugador. Son situaciones ignoradas y no contempladas en la planificación, y que son determinantes para el rendimiento.
A continuación analizaremos cada uno de estos factores desde un prisma futbolístico y considerando que cada uno de estos elementos adquiere más o menos importancia, según la etapa de formación deportiva en que se encuentra el jugador.

Factores que condicionan el rendimiento deportivo

1. Preparación Física
Por las características propias y su lógica interna, un equipo de fútbol lo conforma una gama diferente de jugadores en cuanto a capacidad morfofuncional y posición dentro del campo de juego, lo que obliga gastos de energía específicos. Sumado a esto, ocurre el hecho de que prácticamente en ninguna ocasión los jugadores del mismo equipo, se encuentran en óptimas condiciones sicofísicas durante la temporada en un mismo momento. Por tanto la preparación física es extremadamente compleja, difícil y delicada de programar.
Un partido de fútbol, requiere de una producción de energía (rendimiento biológico) y de un gasto de esa energía producida, percibida a través del rendimiento físico (Godoy, 1997). La forma básica de obtención es mediante procesos aeróbicos, pero al tener que realizar cambios de actividad es necesario recurrir también a procesos anaeróbicos. Es decir, las solicitaciones cardiovasculares y metabólicas son intermitentes (Turpin, 1998).
Al entrenar un equipo, la planificación nace a partir del deportista; según su función y capacidad se le plantean acciones de juego variadas que exijan respuestas diferentes cada vez, como de hecho sucede en un partido de competición. Cuando automatizamos los ejercicios solo estamos trabajando una porción del jugador de fútbol, tanto cognoscitivamente como físicamente. Puede ser valioso en deportes sicomotrices pero no en los sociomotrices.
1.1 Resistencia
1.1.1 Resistencia aeróbica
El nivel de consumo máximo de oxígeno y los valores de consumo que pueden mantenerse durante actividades prolongadas (umbral anaeróbico), son importantes a la hora de evaluar la condición física de los futbolistas, puesto que se han encontrado correlaciones positivas entre estos valores y la participación en los partidos. Mombaerts (2000) determina que el 64% de esfuerzo son aeróbicos y los valores están entre el 65 - 75 % del VO2 máx., en tanto que las frecuencias cardiacas medias registradas en los partidos oscilan entre 170 y 174 puls./ min.
Otra investigación, esta vez realizada por Turpin (1998), concluye que un jugador está entre 160/180 puls./min. durante el 75% del tiempo, por lo que la capacidad aeróbica es la cualidad básica del futbolista.
Coincide Bangsbo (2002), al afirmar que el sistema de energía aeróbica proporciona, con mucha diferencia, la mayor parte de la energía usada durante los partidos, con una intensidad media de aproximadamente el 70 % del consumo máximo de oxigeno.
1.1.2 Resistencia anaeróbica
La concentración de lactato en la sangre suele ser utilizada como un indicador de producción de energía láctica.
En opinión de Arjol (2000), los valores de lactato encontrados, aunque varían enormemente de unos estudios a otros se encuentra alrededor de los 7 y 9 mmol/l.
Por otra parte, el 24 % de esfuerzo está cercano al límite anaeróbico, vale decir en un 85 % del VO2 máx. pero a pesar del número elevado de esprines (14 % esprines cortos de 3 seg.), los lactatos superan poco los 7- 8 mmol/l. (Mombaerts, 2000).
Otros autores aconsejan ser cautos al valorar, porque puede haber grandes diferencias entre sujetos en la producción de lactato, ya que la cantidad de ejercicio de alta intensidad en un partido depende de factores como la motivación del jugador, el estilo de juego, las tácticas y estrategias. (Ramos, Zubeldía, 2003).
1.2 Fuerza
El propósito del entrenamiento de fuerza en el fútbol no es el de construir grandes músculos, por que rara vez ello se puede equiparar con mejorías en la potencia. El entrenamiento de fuerza no debe desarrollarse independientemente de otras habilidades (por ej., velocidad y resistencia específica)…. en el fútbol la fuerza no se usa en forma absoluta, sino en forma de potencia. Ésta representa el ingrediente esencial en los movimientos específicos, tales como aceleración y desaceleración, salto para cabecear la pelota, cambios rápidos de dirección, remate de la pelota. (Bompa, 2003).
Tanto Bangsbo (2002) como Turpin (1998), concuerdan que esta capacidad hace referencia a la cantidad de fuerza producida durante una acción en el fútbol, por ejemplo un disparo, o en los duelos y golpeos con la cabeza (parte superior del cuerpo) y los golpeos, cambios de dirección, las arrancadas (en el ámbito de piernas).
1.3 Velocidad
El fútbol actual exige cada vez más una dinámica y movilidad lo que se traduce en acciones ejecutadas a mayor velocidad, de ahí que ésta capacidad se considere importante a la hora de los entrenamientos. No solo la habilidad técnica - táctica requiere rapidez de ejecución, hay que poner énfasis en todas las formas de velocidad del jugador, sobre todo la velocidad de reacción y decisión, la velocidad de ejecución de acciones simples y complejas y la velocidad de colaboración entre los jugadores (Kasani, Horski, 1993).
Turpin (1998), declara que la velocidad de reacción y de carrera son importantes, además conviene saber que la velocidad del futbolista es diferente:
la zancada es más pequeña
el centro de gravedad es más bajo
los músculos están menos relajados
hay menos impulsión.
1.4 Flexibilidad
Es la capacidad de obtener mayor amplitud de movimiento en el ámbito articular, ejercitándose y mejorando a través de estiramientos pasivos o activos de los músculos que participan en la articulación trabajada. Es una capacidad que no ha de ser descuidada porque interviene en la prevención de lesiones, y mejora de la coordinación y destreza.
La flexibilidad es altamente específica de la articulación que está siendo evaluada. Es posible tener un alto nivel de flexibilidad en una articulación y tener un limitado rango de movimiento en otra. Esto significa que la flexibilidad no existe como una característica general sino en cambio es específica de una articulación y de una acción articular en particular (Allen, 2002).
Debido a esto último, el trabajo de flexibilidad de algunas articulaciones y músculos en el futbolista deben ser más específicos, Turpin (98) recomienda en especial :
Los aductores, isquiotibiales, tríceps sural, cuadriceps, psoas, abdominales y dorsales.
2. Técnica
Es la disposición de un conjunto de movimientos aprendidos, siguiendo modelos ideales, resultado de diferentes investigaciones concretas, que le permitirán al deportista realizar acciones precisas al objeto de perfeccionarse en su propia práctica motriz (Seirul-lo, 1987), con el objetivo de alcanzar un máximo rendimiento.
Tanto acciones de ataque como defensivas comprometen en el jugador toda su potencialidad, en ella la manifestación técnica (adaptada al jugador) es fundamental a la hora de ejecutar, dirigir o recibir el balón, por tanto la habilidad técnica-táctica se transforma en el eje donde se basa la eficacia y eficiencia del juego. Esta habilidad requiere de cualidades motrices como la coordinación dinámica general y el equilibrio (Vázquez, 83), además de una coordinación especifica a nivel segmentario ejecutor.
Se distingue una técnica regular de naturaleza cerrada, característica de los deportes cíclicos (atletismo, gimnasia, natación) y una técnica variable de naturaleza abierta perteneciente a los deportes con un adversario directo u oponente (fútbol, baloncesto, tenis).
3. Táctica
Es la respuesta espontánea de uno o más jugadores a la circunstancias del juego; condiciones limitadas en el tiempo, en el espacio y en el número de jugadores. El sentido táctico define la calidad y rapidez de reacción del jugador frente a una situación de juego. Involucra la capacidad de percibir, analizar, decidir y ejecutar exitosamente una jugada futbolística, elegida de entre su memoria y repertorio psicomotriz. Traduce la inteligencia de juego del jugador.
Para Sampedro (1999), la táctica es "la combinación inteligente de los recursos motrices, de forma individual y colectiva, para solucionar las situaciones de juego de forma actual que surgen de la propia actividad competitiva".
4. Estrategia
Pareciera ser que la planificación y previsión en el plano teórico de un equipo en tanto partido de fútbol, como de acciones generales a mediano y largo plazo está asociado al concepto de estrategia, mientras que la táctica se encuentra vinculado a lo inmediato y lo espontáneamente realizado por los jugadores durante la acción de juego.
Según Riera, J. citado por Sampedro (1999), la estrategia significa:
Intentar conseguir el objetivo principal (ganar)
Planificar previamente la actuación a corto, medio y largo plazo (entrenamiento, temporada)
Abordar la globalidad de los aspectos que intervienen (selección deportistas, plan de entrenamiento, dieta deportiva, etc.)
Al relacionarlo directamente con la disposición estratégica de un equipo de fútbol, Olivós (1997) dice que la estrategia nos revela la estructura esencial del fútbol, el esqueleto que le da al juego su forma y consistencia. Cada partido es diferente de los demás, como cada persona es diferente de las otras. Sin embargo sus esqueletos son iguales y constan de las mismas piezas.
En éste comportamiento estratégico motriz inciden todos los parámetros que determinan la estructura funcional de los deportes de cooperación - oposición, es decir participa la técnica, el reglamento, el espacio, tiempo y la comunicación. (GEIP, 2004).
5. Preparación psicológica
El entrenamiento psicológico es un subsistema del sistema general de preparación del deportista, es consustancial a los ciclos de la planificación anual de entrenamiento.
Aspectos como la ansiedad, la fobia, la histeria, la somatización, las obsesiones, etc., pueden presentar un serio handicap para poder alcanzar el rendimiento pleno durante la práctica deportiva. (García y otros, 2003). Según Valdés (1996), dos son los objetivos básicos que se persiguen con la preparación sicológica:
Coadyuvar a formar la disposición sicológica adecuada para la realización del entrenamiento deportivo con la meta de crear, mediante él, las posibilidades físicas, técnicas y tácticas que posibilitan el éxito deportivo.
Perfeccionar las particularidades emocionales y volitivas para lograr estados sicológicos que posibiliten un elevado rendimiento deportivo.
Es necesario profundizar en el conocimiento de los estados emocionales, la personalidad y la conducta específica de cada jugador, a través de una evaluación de éste, tanto en entrenamientos como en partidos oficiales para determinar su perfil, luego establecer métodos y objetivos que puedan modificar los estados negativos que afecten su rendimiento e incrementar aún más sus fortalezas.
Roffé (2003) en su trabajo directo con la selección sub 21 de Argentina, campeona mundial 2001, apunta: "Evaluamos motivación, planteamiento de metas, ansiedad.… Tuvimos la posibilidad de evaluar y obtener todos los datos que quisimos. Para que ningún detalle quede librado al azar.
Para reducir el margen de error".
Por otra parte, la red de relaciones interpersonales que se establecen en los deportes de equipo descubren con nitidez a los líderes positivos y negativos (Veloso, 2003). De ahí la importancia del trabajo de intervención sicológica, previniendo principalmente los quiebre y divisiones existentes al interior del equipo, lo cual afecta significativamente el rendimiento individual y colectivo.
Variables Sociológicas
Las condiciones sociales e institucionales del entorno del deportista juegan un papel importante en el desarrollo de su carrera (García y otros, 2003), por lo que pasan a ser también tan determinantes como los factores genéticos y psicológicos.
Vemos que es común la aplicación de test físico- técnico como instrumentos para la obtención de una gran cantidad de datos economizando tiempo, pero no son suficientes para valorar al futbolista, por tanto el complementar esta información con una de carácter cualitativo como los cuestionarios o entrevistas supone una validez de resultados mayor (Vallejos, 2002).
El deportista que se somete al duro trabajo que lleva consigo el entrenamiento, debe tener unas condiciones de vida con un medio ambiente y un entorno geográfico favorable. (Carratalá, 1999), (López, 1996).
Sánchez Buñuelos, (citado por García y otros, 2003), considera que hay que aportar al deportista los medios que permitan mejorar su Entorno vital y el Entorno de rendimiento. La primera variable comprendería: Mejorar las condiciones de vida, Buscar la estabilidad emocional, El reconocimiento social del deportista, La mejora de perspectiva de futuro.
Nutrición
Por lo general, la dieta alimenticia de los deportistas no debe ser distinta cualitativamente de la de los sedentarios. La única diferencia estriba en el contenido calórico de la misma, el cual es más elevado en los que practican el deporte. (Marcos, 1999). Una dieta normal al no conseguir restaurar todos los gastos realizados por el entrenamiento intensivo, debe ser completada con la ingesta de ayuda ergogénica que mejoran el rendimiento por una mejora del la producción de energía, o de la eficiencia de su suministro durante el ejercicio. (Galilea, 1999).
Un jugador de fútbol según Bangsbo (2002), debe tomar tres comidas diarias principales durante el día: una por la mañana, una al mediodía y otra por la noche. Cada comida debe aportar aproximadamente el 25 % de la ingestión energética total, el restante 25 % debe proceder de dos o tres tentempiés entre comidas, además aporta otro dato interesante al decir que para un jugador de tamaño medio, el consumo de energía durante un partido está alrededor de 1150 kilocalorías.
En la preparación inmediata para la competencia se recomienda prestar atención a la dieta y evitar la deplección glucogénica producida por un entrenamiento muy intenso. Estas consideraciones serían de suma importancia cuando los partidos se extienden más allá de los 90 min. (por ejemplo, 30 min. más). (Reilly, 2003).
Ya en competencia se sugiere que los jugadores de fútbol deberían consumir una bebida a base de carbohidratos y electrolitos para evitar el deterioro del rendimiento en destrezas específicas del fútbol. (Ostojic, Mazic, 2005).
Entrenamiento Intangible
Cada atleta es un individuo con necesidades y preferencias únicas, Graham y Cross (2005) en su investigación declaran que," los atletas que están felices con su estilo de vida, tienen mayores posibilidades de éxito en la competición de alto rendimiento".
No sabemos muchas veces que sucede después de finalizada la sesión de entrenamiento tradicional. ¿Qué pasa con esas horas?, la actividad cotidiana realizada luego por el jugador, puede ser seriamente contraproducente y alterar la planificación, evaluación y registro que llevan principalmente los preparadores físicos, sicólogos o nutricionistas que verían seriamente alterado su programa en caso de que la vida cívica-deportiva no esté bien orientada o entrenada. (solo es posible un control de estos aspectos en los momentos de "concentración" del equipo).
Del mismo modo que empleamos volúmenes o intensidades de trabajo, charlas técnicas o análisis de videos, debemos crear sesiones de entrenamiento donde se eduque el desempeño cívico-deportivo que le corresponde a cada jugador según edad y categoría de competición, porque el objetivo perseguido es el mismo: aumentar el rendimiento deportivo. A una gran cantidad de futuros talentos o profesionales se los "lleva la noche", porque dejamos fuera ese contenido intangible como es el modo o estilo de vida del jugador, que podría ver aumentado aún más su rendimiento si éste es consiente del correcto cuidado de su herramienta de trabajo: su cuerpo como un todo.
Aspectos a considerar y fortalecer e incluso incluirlo al planificar serán:
Horario y horas de sueño en un ambiente y lugar adecuado, alimentación "entre" comidas tradicionales, amistades y su forma de recreación, estabilidad de pareja, ingesta de automedicación, asistencia a compromisos sociales, educación permanente.

Contenidos para la planificación del proceso de enseñanza o entrenamiento deportivo .
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Discusión
La tendencia del sistema de entrenamiento ha de tener un carácter integral considerando al futbolista desde una perspectiva holística, dejando atrás el esquema analítico y descompensado (separar aspecto técnico del físico y del psicológico). Seiru.lo (1999), es claro al respecto, "lo de cuerpo y mente ya no existe, el ser humano tanto en la enseñanza como en el entrenamiento es un proceso único de optimización del deportista".
Al entrenar un equipo, la planificación nace desde el individuo, es decir, según su función y capacidad se le plantean acciones de juego variadas que exijan respuestas diferentes cada vez, como de hecho sucede en un partido de competición. Al automatizar excesivamente los ejercicios solo estamos trabajando una porción del deportista, tanto cognoscitivamente como físicamente. Puede ser valioso en deportes sicomotrices pero no en los sociomotrices.
Los factores que debemos insertar en una planificación de enseñanza o entrenamiento son los que demanda el jugador, según su trabajo técnico- táctico, estratégico y psicológico a realizar en competición. Por la influencia directa, es necesario también integrar, la dieta deportiva, la variable social y vida cívico-deportiva que realiza cotidianamente el jugador.
La formación y mantenimiento del deportista de elite debe ser completa, evitar en lo posible no dejar nada al azar. A medida que ascendemos a los siguientes niveles de exigencia deportiva aumentan las variables a controlar y requiere cada vez más de un apoyo científico y tecnológico.